En los últimos años, plantar árboles como método de compensación de la huella de carbono se ha vuelto una práctica muy habitual, mayoritariamente entre aquellas empresas que buscan mejorar sus compromisos ambientales.
Paralelamente, han ido surgiendo otros sistemas de compensación con objetivos similares pero metodologías diferentes. Sin embargo, ¿Son igual de efectivos? ¿Tienen cabida dentro de la compensación de CO2? ¿En qué se diferencian?
¿Mitigación o adaptación?
Una de las principales diferencias que surgen entre los sistemas de compensación de la huella de carbono es a qué prestan más atención: si a adoptar medidas de mitigación o medidas de adaptación.
En el primer caso, si hablamos de mitigación, nos referimos a aquellas acciones que van a buscar evitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el segundo caso, las medidas de adaptación, tendrán el objetivo de limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia frente al cambio climático.
¿Compensación o eliminaciones futuras?
Otra característica a la que podemos prestar atención es al periodo de tiempo en el que se va a llevar a cabo la compensación de CO2, distinguiendo dos alternativas:
Proyectos de compensación: Son proyectos cuyo objetivo es compensar las emisiones de gases de efecto invernadero actuales.
Eliminaciones futuras: Son proyectos de compensación que se financian en el presente, pero la absorción de carbono, tiene lugar en el futuro. Esta compensación se realiza mediante cálculos ex-ante, que permiten estimar la cantidad potencial de CO2 que un proyecto eliminará.
¿Presente o futuro?
Pese a la efectividad de las medidas de mitigación, como puede ser los proyectos de reforestación, debemos tener en cuenta el periodo de tiempo necesario para que sean efectivos. Y si hablamos de reforestación, también lo hacemos de compensación a futuro.
“En un cerro de esos de Castilla que están pelados, sin nada, haces una plantación y al cabo de diez o quince años ya se ven manchas verdes.”, comenta Simón Cortés, presidente de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA).
Según datos del MITECO - Ministerio para la Transición Ecológica - la absorción de CO2 producida por los planes de reforestación no es significativa hasta que pasan 20 o 30 años.
Hasta que han transcurrido 20 o 25 años las cantidades de CO2 fijadas por los árboles son pequeñas y, en consecuencia, ese porcentaje de emisiones que el proyecto dice que se han compensado no se compensará hasta pasados muchos años, afirmaba Miguel Ángel Ortega para EFEVerde.
Compensación de CO2 a corto plazo
Irremediablemente, si aludimos a la compensación de la huella de carbono a corto plazo, nos referiremos a medidas de adaptación.
Y es que, el cambio climático es una realidad que amenaza ya a cerca de 3 mil millones de personas que son altamente vulnerables a sus impactos, según Naciones Unidas.
Como indica Manuel Casal, coordinador del Instituto Resiliencia, debemos desarrollar de manera masiva la agricultura ecológica, de manera correctamente planificada y adaptada a cada territorio, contando con los factores ya inevitables del caos climático, para asegurar una soberanía y resiliencia alimentarias como primer objetivo social (…), así como toda una serie de medidas de profunda y rápida transformación social.
Sistemas de compensación de la huella de carbono a corto plazo, como CO2mpensamos, tendrán como objetivo ayudar a personas, especies y ecosistemas que ya se están viendo más afectados a la hora de adaptarse y sobrevivir en las nuevas condiciones climáticas.
Medidas que, como hemos comentado con anterioridad, busquen limitar los impactos, reducir las vulnerabilidades e incrementar la resiliencia frente al cambio climático.
Puedes consultar más información en www.co2mpensamos.com